¿Será que el anuncio de la bebida antioxidante esa tiene más razón de lo que parece? ¿Por qué uno de los temas estrella en las reuniones de treintañeros es recordar programas de televisión de los 80? ¿Es cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor?
Aunque no haya respuestas claras para las preguntas anteriores, no deja de ser un hecho palpable que los treintañeros estamos en una época donde recordamos las cosas de nuestra infancia con cariño y las empresas han encontrado un nicho de mercado en esos niños que vivieron felices los años 80 y que ahora cambiarían el agobio de las hipotecas, los pagos de los créditos personales al consumo, y los niños propios por volver aunque fuese durante una tarde a esos años despreocupados donde íbamos a E.G.B, luego jugábamos en la calle, veíamos los dibujos del sábado por la tarde...
Bueno, pasado este momento remember, yo no estoy muy seguro de querer volver a los años 80. Mentiría si dijese que he tenido una infancia infeliz. Mentiría mucho, pero sí que es cierto que prefiero no volver a pasar por ella. Lo pasado, pasado está, y prefiero concentrarme en alegrarme el presente y quitarme de encima mis manías más recientes. Debería ser consciente que en 2019 seguro que añoraré mi vida de 2009, como ahora añoro (sólo en parte) mi vida de 1999. Todo tiene su lado bueno y su lado malo. El problema es cuando dejamos que el lado malo no deje ver el lado bueno. Parece todo muy enrevesado, pero es que hoy no estoy de muy buen humor, y eso que queda menos de una semana para el puente de la segunda pascua...
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