Forks, o una noche de lluvia

Forks, estado de Washington. Bella escapando de su destino bajo un cielo plomizo

Ayer por la tarde no pude aguantar más. Mi habitual falta de sueño necesitaba de su cura, y tuve que dársela. Nada más llegar a casa me entregué a la actividad que mejor se me da - dormir. A pesar del calor reinante, no me costó apenas quedarme dormido, y ni siquiera mi trastorno bipolar me impidió conciliar el sueño rápidamente. Los nubarrones que rodean mi mente no me permiten hacer muchas cosas de las que me gustaría, pero hasta que me acostumbre a nuevas situaciones - con lo que me cuesta eso- me entregaré a dormir. Ya se sabe, cuando uno tiene hambre o preocupaciones, lo mejor es dormir, ya que cuando uno duerme, no piensa. Como mucho, sueña.

Cuando me desperté, la noche ya había campado a sus anchas por Pueblo Nuevo. Era el momento ideal para retomar la lectura de Crepúsculo, ya que la escena ambiental era perfecta para un relato de semi-miedo. Digo semi, porque incluso yo, que soy bastante miedoso, no me ví muy afectado por el relato. Peor fue aquella vez que leí La historiadora, cuando sólo podía leer el libro de día del acojone que me entraba, jeje.

La noche fue larga, puesto que al haberme echado esa súper siesta, ya no tenía mucho sueño en la hora que me tocaba. Quería haber terminado el libro, pero al final el sueño me venció en el momento cúlmine del relato. Pero como sé que hay tres libros más, estaba cantado que Bella no iba a morir en ese momento. Es lo que tiene leer el libro cuando ya todo el mundo lo conoce. Aún así, era bastante tarde cuando apagué la luz. Afortunadamente, los Vampiros de Pueblo Nuevo no se dejaron ver por casa anoche. La asociación VPN andará ocupada en otras cosas, que son tiempos electorales.

La consecuencia, la consabida, esta mañana me he levantado tardísimo y hoy me quedaré a comer en la oficina para recuperar un poco. Con tanta comida basura, no voy a resultar atractivo para la AVPN.