sábado, 19 de enero de 2013

Los concursos





Hace muchos años, una de mis diversiones favoritas era la de participar en concursos online al estilo eurovisivo, esto es, cada participante era asignado a un país, a veces el participante mismo lo elegía, a veces era por sorteo, por orden de llegada... Cada participante elegía una canción para ese país, que se correspondiera con las reglas, que solían ser más o menos estrictas, y luego se ponían todas en común y los jugadores votaban en estilo eurovisión para decidir la canción ganadora. Recuerdo de aquella época con gran cariño el NPCvisión por ser el primero que dirigí, y el loco World Song Contest 2002 con aquellas puntuaciones negativas, y con Brasil obteniendo -16 puntos.

El caso es que este verano, leyendo un foro de eurovisión llegué de nuevo a un concurso de estos, ya evolucionado, con youtubes, marcadores electrónicos, apertura de sobres de los semifinalistas ganadores como en eurovisión, todo muy profesional. El concurso era el Sing Out Song Contest, y aunque ya no existe, dio grandes momentos de diversión, sobre todo porque en el SOSC 17 participamos los eurofrikis de Alicante y Barcelona, y la votación fue muy emocionante, con Argentina - que era el país que yo llevaba - jugándosela prácticamente hasta el final.

Este concurso ya no está, pero a partir de ese llegué a otros, como el Music Global Challenge, que ya gané en noviembre 2012; el Global Music, el World Song Contest on Net, el Memories... una nueva forma de conocer música nueva y multiplicar exponencialmente los archivos que entran en mi ipod.

jueves, 17 de enero de 2013

La batería



Llevo un par de días en un carrusel de emociones. ¿Se me estará agravando mi problema de bipolaridad? Tanto ayer como hoy he vivido una montaña rusa de sentimientos. Hay ratos en los que me siento a tope y con una fuerza tremenda, sobre todo cuando he conseguido terminar alguna tarea que tenía pendiente, o he conseguido afrontar algún momento delicado. Pero justo en el momento siguiente, me enredo en una espiral descendente, volviendo a antiguas paranoias, y me quedo atrapado en cosas que ya no me pertenecen pero vuelven una y otra vez. Aunque debo decir que ahora cuento con un refugio que siempre me acoge y que hace que me sienta bien, que me reconduce cuando me desvío y que a veces me lía más, pero sobretodo me acompaña en el camino que he emprendido en la vida, y eso, como diría el conocido anuncio, no tiene precio.

En un momento de lucidez, he pasado por el Mediamarkt y he encontrado la batería para el móvil de Àngel. Y en un momento matrimonio consolidado se la he comprado como regalo añadido al de Reyes. Es lo que tiene. Ya que no he conseguido encontrar el aparato que convierte el sonido del Ipod en ondas radiofónicas, al menos he encontrado algo útil a la par que necesario.

A ver si consigo encontrar una batería adaptada a mí, que me permita estar siempre en lo alto y afrontar los tiempos difíciles que se avecinan. A veces tengo la fuerza suficiente para enfrentar por ejemplo una presentación en público, y a veces unos estúpidos profit centers destapan la caja de los truenos. Supongo que es la consecuencia de tener los sentimientos a flor de piel.

martes, 15 de enero de 2013

Atención compradoras



Muchas veces he hablado del mítico juego ochentero del supermercado en el que una voz de lata decía cada dos por tres "Atención compradoras... hay una oferta en la sección de moda" y entonces todos los jugadores corrían como locos a la sección de modas para pasar la tarjeta. El caso es que ahora he encontrado en la web de buzzfeed una foto de cómo era ese juego. Aquí la tenéis ilustrando la entrada de hoy. ¡Qué recuerdos de tardes ochenteras de compras truchas!

Todo esto me ha venido a la cabeza a la sazón de la búsqueda compulsiva de ayer. Parecía que tuviera un chip en la cabeza que dijera en vez de "Atención compradoras... hay oferta aquí o allá", me dijese "Atención compradoras... hay aeroccinos en la tienda Nespresso de..." Y allá que iba yo de un lado a otro.

Menos mal que conseguí el aeroccino, porque si luego tengo que vivir el momento lata de sardinas en el autobús 7 sin haber conseguido mi objetivo hubiera sido muy frustrante.

lunes, 14 de enero de 2013

Aeroccinos





El aeroccino 3, ese oscuro objeto de deseo. Aunque eso no lo sabía hasta que decidimos regalarle a Eva un aeroccino para su cumpleaños. Todo pintaba normal, aunque yo tenía un pequeño presentimiento de que no iba a ser tan fácil como parecía. Debo tener el pitoniso subido, porque no me equivocaba nada.

Ayer mismo empezamos la búsqueda, aprovechando que ayer abrían las tiendas por ser el primer domingo de rebajas. Y la primera en la frente, nada más buscar en la "boutique" del Bulevard Rosa no había ningún aparatito a la venta. Agotado. La misma respuesta en el Cortinglex y en el Arenas... Así acabó el domingo, sin aeroccino e intuyendo que la cosa podía ir para largo.

Hoy he vuelto a intentarlo, y la búsqueda ha tenido su éxito, pero la odisea hasta llegar a tenerlo en mis manos ha sido digna de contar...

Todo ha empezado a primera hora de la tarde en el Bulevar Rosa. A pesar de haber recibido una remesa por la mañana, volvían a estar todos agotados. Sin embargo, un amable y eficiente dependiente me ha dicho que habían algunos en el passeig de la Bonanova y en la plaça Sant Gregori Taumaturg. Como la segunda dirección no la conocía, me he dirigido a la Bonanova... sin éxito! En el rato que tardé en llegar ya habían volado.

Un poco más desanimado bajé hasta Sant Gregori a toda prisa, entrando en la tienda, casi sin aliento. Le pregunté sin resuello a la chica si le quedaban, y sí!!! Le quedaba uno!!! Sólo uno!!! Ya era mío. Y mientras esperaba a que me cobraran y me lo prepararan entraron varias personas preguntando por el dichoso aparatito, aunque me estaba llevando el último. Lo siento chicos. Lo mejor fue que una pareja famosa, habitual de las revistas del corazón también entró a preguntar por él, pero ya me lo había llevado yo. ¡Qué cosas! El aeroccino de Eva podría haber estado en casa de los Thyssen, pero ha acabado en casa de los Quevedo, jejeje. Momento memorable. :)