Peter Nalitch, una luz para aquellos que están Lost and forgotten
Desde hace unos días, estoy teniendo un momento Antonio. De ser una de las canciones que peor puntuación le di en la junta de evaluación pre-eurovisiva, Lost and forgotten, ha pasado a ser una de las gemas del ESC 2010. Es una de las últimas en incorporarse a mis cds, pero simplemente es que he tardado en pillarle el tranquillo. Y en buena parte ha sido por el buen hacer de Peter Nalitch, el vocalista.
Nos dice la wikipedia, que Peter nació el 30 de abril de 1981 en Moscú, aunque de familia bosnia. Se hizo famoso en su país por su inconfundible estilo alternativo y vanguardista. Prefiere cantar en su inglés roto porque le da la gana. Otras craciones suyas están a la vanguardia musical, como la canción Yeti, que está dedicada a un yeti solitario. Dio el salto a la fama desde internet hasta llenar estadios, y el pasado 29 de mayo representó a su país de adopción en el Telenor Arena. Finalizó en 11º posición, cosechando 90 puntos entre los abucheos del público -incluido los míos, pero ya sabéis que me gusta abuchear-. Estoy seguro que a partir de ahora se hará famoso en otros países de Europa, porque ¿quién no se ha identificado alguna vez con la triste letra de Lost and forgotten?
Y antes de que vayáis a pensar, esta repentina querencia por Peter Nalitch no tiene nada que ver con las pesadillas que me está provocando el Myolastán. Hace tres días que lo tomo, y las tres últimas noches han estado pobladas de pesadillas. El medicamento te deja relajados los músculos, pero el cerebro sigue funcionando a todo ritmo. Sólo me acuerdo de la pesadilla de anoche: estábamos en un festival de Eurovisión que se celebraba en Bielorrusia, y habíamos alquilado un coche. Como en esos países hay tanta mafia, habíamos conseguido alquilar un coche de gama alta, un BMW, concretamente, y nos disponíamos a poner el papel del parquímetro cuando nos aborda la policía bielorrusa y nos acusa de querer robar el coche. Nos llevan presos a un cuartelillo bielorruso y nosotros intentamos desesperadamente la ayuda de la embajada española, que nunca llega. Al final me he despertado a las tres de la mañana, agobiado por la situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario