miércoles, 18 de agosto de 2010

Un momento car-crash

Con tanto accidente no gano para seguros... del corazón


Normalmente no nos dejamos guiar por las sensaciones. Nuestra mente totalmente volcada en la explicación racional de todo nos impide que hagamos caso a esas señales ocultas que desde algún sitio de nuestro cerebro se nos envía. Presentimientos, premoniciones, un barrunto... llamadlo como queráis. Yo el primero, porque ante los acontecimientos del pasado fin de semana tuve un presentimiento de que nada podía salir bien, que todo estaba encaminado a un fracaso seguro, que me encaminaba irremediablemente a un momento car crash. Durante muchos meses estuve posponiendo este momento, quizá por esa lucecita roja que se me encendía. Pero al igual que hicieron en el tristemente célebre vuelo de Spanair, del que pronto se cumplen dos años, obvié las señales y me dirigí a toda velocidad hacia el choque.



Borrando los malos recuerdos, como por ejemplo, Estocolmo

También estos días me ha venido a la mente una rarísima película que ví hace mucho tiempo. En inglés se titula Eternal sunshine of the spotless mind. En castellano la han traducido con mucho salero y más imaginación por ¡Olvídate de mí! Toma ya. La trama parte de una premisa interesante: en un futuro no muy lejano la ciencia podrá hacer que olvidemos selectivamente ciertos malos recuerdos, para que no perduren en nuestra mente. Atractivo, ¿verdad? O al menos a mí me lo parece. Iría borrando cosa aquí, cosa allá, porque aunque me esfuerzo en hacerlo de manera manual, no siempre lo consigo. Lo de estos días lo estoy olvidando a toda prisa, faltaría más. Sólo que la impresión fue fuerte, y el resultado de mis investigaciones Ama Rosa de ayer también. Ahora que ya lo sé todo, lo único que puede acontecer es el olvido.

En fin, que me lío. El caso es que en la película los protagonistas se aficionan demasiado a borrar recuerdos, y entre discusiones y malentendidos se borran cosas que no deberían. Como cuando se te cae la memoria al suelo y pierdes todas las fotos de principios de los años 2000. La película da que pensar, os la recomiendo, pero que tengáis un buen día cuando la veáis, porque puede hundiros miserablemente si ya vais tocado por el cafard.

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