Os debía esta entrada, ya que a pesar del temblor de tierra que ha sacudido mi vida esta semana, Eurovisión es Eurovisión, y no hay que perder la perspectiva, mientras se pueda.
Ya tenemos representante en Oslo. Daniel Diges y su Algo pequeñito estarán en la final del Fornebu. No hubo discusión posible; su victoria es incontestable, llevándose los puntos máximos del jurado y del televoto. He de confesar de que voté por Coral, pero tengo la sensación de estar reviviendo 2001 de nuevo (¡¡¡en todos los sentidos!!!), año en el que no ganó mi favorita su pasaporte a Copenhague (en aquella época era A nadie como a ti), pero llevamos una canción cuya victoria fue lógica. De nuevo tengo esa sensación este año. No es Coral, pero tengo muy claro el por qué se escogió a este chico. Desde el momento que se anunció que iba a participar, algo me decía que ahí podría estar el representante español. Se nota que desde el primer momento han tenido en mente el objetivo de estar en Oslo. Y allí estarán.
Ahora sólo queda no repetir los errores del pasado, sobre todo, el pasado año. Hay que tener la cabeza bien fría para saber desarrollar una puesta en escena memorable (pero no hortera ni fea) en el escenario del Fornebu, y encomendarse a todos los santos propicios (no a la VP, que no sirve ni para el amor ni para Eurovisión), para que Daniel conquiste a los jurados, y podamos salir del fondo de la clasificación+
Del resto de la gala no merece la pena comentar nada, salvo que el momento cúlmine de las risas fue la actuación de José Galisteo (Galis, para los amigos y los televotantes). Toda ella en sí.
¡Suerte Daniel en Oslo!