Durante la comida de hoy hemos tenido un momento remember de esa maravillosa atracción de nuestra infancia. En Alicante se llamaba "El gusano loco", pero parece que por otros lares se llamaba "El gusano del amor". El funcionamiento era bastante sencillo, una serie de carricoches de colores estridentes y con un respaldo en forma de naranja, unidos a otros en círculo daban vueltas sobre una estructura de madera que tenía unos badenes elevados de forma que parece que iban sobre olas.
Esta atracción era la favorita de los enamorados adolescentes porque la fuerza centrífuga hacía que los pasajeros de los carricoches fueran siempre bien juntitos y para rematar la faena, cada cierto tiempo una lona cubría los carricoches, lo que facilitaba... el amor entre los integrantes del carricoche.
Realmente ha sido un gran momento nostálgico recordar aquellos años en los que nos entreteníamos con estas cosas. En la era digital, nuestros hijos se sorprenderán mucho cuando les contemos que la gente lo pasaba bien con cosas tan sencillas como esta.
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