Voltaire, protagonista de una noche de sábado
No estoy sugiriendo que el famoso filósofo francés sea un borracho que le daba al vodka con kiwi, pero ambas cosas se entremezclaron anoche...
El día empezó como cualquier sábado de agosto, caluroso y perezoso. El wau seguía en casa, pero adelantó a ayer por la tarde la vuelta, ya que por la noche tenía una serie de compromisos. Hoy también los tiene, pero de otra índole. Veremos que tal, quiero saberlo todo!!!!
Por la noche había quedado con Sergio, pero se me adelantó proponiéndome un plan por la tarde - jugar a un juego de mesa dedicado al Giro de Italia. Normalmente no me gustan mucho los juegos que son totalmente de estrategia y de pensar y no tanto de suerte porque acaban aburriéndome, pero como hace tanto que no juego a esas cosas decidí probar. Además, darle un poco de trabajo a mi entumecido cerebro no iba a ir nada mal.
Al final pasamos la tarde en casa de Mamés, jugando al dichoso juego, que hay que reconocer que es muy entretenido, aunque un poco largo. Es cierto que la estrategia es parte importante del juego, pero la suerte también influye, y queda un equilibrio bastante conseguido.
Después del juego, que nos ocupó toda la tarde, Sergio y yo nos hicimos los remolones y nos quedamos en casa de Mamés a cenar con él y con Claudia, una amiga suya. La sobremesa fue un momento muy agradable ya que se trataron temas muy diversos, y cuando digo diversos, es que realmente lo fueron: la comida, los chicos, las discos, el ligoteo, Estados Unidos, la independencia de Cataluña, los juegos paralímpicos, la segunda guerra mundial, Carmen de Mairena y Voltaire!!!! Todo eso mezclado. Ahí es nada. Lo que más me gustó fue el toque filosófico que tuvo la conversación. No es nada común para una noche de sábado.
Luego continuamos la conversación en un bar de Cheers a la española, donde yo me lancé a beber vodkas con kiwi, que estaban muy buenos, y que aumentan mi conocimiento de cockteles universales. La noche se alargó hasta las tantas de la mañana, cuando me volví a casa dando un paseo. Sergio se ofreció amablemente a llevarme en moto, pero decliné el ofrecimiento porque de haberme llevado, es muy probable que hubiésemos acabado los dos por los suelos, ya que mi equilibrio es nulo y soy muy rígido tomando las curvas. Caminando, mejor...
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