Estamos en la semana sin niños, y aquellos que han conseguido acoplar a los niños con cualquier persona están aprovechando las noches al máximo. Cumpliendo con esta tradicional anual que parece haberse instalado por muchos años a venir, hoy hemos estado cenando en el vasco de Molins de Rey. Poco ha cambiado con respecto al año pasado: el amo sigue siendo igual de borde, el sitio a tope, y los pinchos buenos, pero esta vez pudimos sentarnos en una mesa de ocho, con lo que la conversación pudo fluir alegremente.
Quizá conseguimos el buen sitio por quedar tan pronto. Por la tarde estuvimos en la piscina de Sara aprovechando los rayos de una poco soleada tarde de agosto y haciendo tiempo hasta que a las ocho y media en punto entrábamos en el restaurante. Claro que a las diez ya habíamos terminado. Todo a horario de niños, pero sin estos.
Hoy he hecho de marido sustituto de Eva. Como Charly ha sido la persona encargada de quedarse con los niños en el pueblo, he asumido mis responsabilidades y he acompañado a Eva a todos los eventos de hoy. Salvo este pequeño cambio de guión con respecto al año pasado, todo fue idéntico. Hasta me atrevería a comentar que comí exactamente lo mismo. Incluso Sonia se emborrachó tal y como la otra vez, aunque bueno, parece ser que siempre que va, lo hace.
Acabamos la noche incluso en la misma cafetería del año pasado, aunque esta vez la gente se decantó más por cafés que por cubatas. Y así dimos por finalizada nuestra quedada anual en el vasco. Hasta el verano de 2011!
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