lunes, 17 de mayo de 2010

Fiesta nacional - parte 1

Hurrah for 17. mei

Hoy es 17 de mayo y es el día de la fiesta nacional de Noruega. Se nota que es un día especial, sobre todo en la manera en que viste la gente. Muchísimas mujeres van vestidas con el traje típico; algunos hombres también. El resto va vestido de gala, y todos los hombres se han puesto camisa y corbata. Hasta el siniestro con el que compartimos habitación se ha puesto camisa y corbata, eso sí, negras, y no se ha quitado el collar de pinchos.

Nosotros hemos querido sumarnos a las festividades. A primera hora de la mañana había una salva de cañonazod para anunciar la llegada de un día tan importante. Este evento nos lo hemos perdido, pero al menos yo lo he escuchado, porque nuestro hostal está en primera línea de fuego de los cañones. Pero no os vayáis a creer, tampoco hacían mucho ruido, que aquí el silencio se valora mucho.

Hoy ha sido el primer día que no hemos tenido un desayuno copioso servido por la prima de Hera Björk, así que nos hemos tenido que conformar con algo rápido del 7eleven. Luego hemos ido a coger sitio para ver el desfile. Como la cantidad de gente que había en la calle iba aumentando por momentos hasta niveles de avalancha, no hemos podido coger más que unb discreto sitio en tercera fila, justo al lado de la central de los bomberos. El desfile es justo como habíamos visto alguna vez por la tele. Miles y miles de banderas jalonando a la gente que desfila, en su mayoría vestidos con el traje típico. No me ha quedado clara la estructura del desfile, si es que la había, porque se entremezclaban bomberos, estudiantes, veteranos de guerra, niños de escuela, y gente varia que no sé muy bien quiénes eran.

El desfile ha durado poco más de una hora, y justo después la gente ha salido en plan marabunta hacia los autobuses que los llevarían a su destino. Cabe decir que todo el centro de Bergen estaba hoy cortado al tráfico rodado, así que es más que posible que esos autobuses fueran la única salvación para cientos de personas que estaban aburridas del día nacional.

Como el día era bueno, pero al menos no llovía, hemos aprovechado para visitar todas las partes de Bergen que o bien no habíamos podido ver, o las vimos bajo aquella incesante lluvia de ayer que todo deslucía, Me ha gustado mucho la parte de Bryggen, que es un pueblecito construido a base de casitas de madera, de una antigüedad más que considerable y que es Patrimonio de la Humanidad, según la UNESCO.

Como nuestra intención era de disfrutar del día, lo más parecido a los locales -nuestro nuevo lema es "Somos noruegos, somos noruegos"- Esteban y yo nos hemos comprado una escarapela cada uno de un puesto de chinos. Como la hemos comprado baratera, no tenía imoperdible para colgárnosla, así que hemos tenido que apañarnos con un pequeño alfiler que venía incluido. De esta guisa hemos aprovechado para seguir las indicaciones de la mítica Pepi de Valencia y comer un bocadillo de gambas hervidas en el mercado de pescadores. Según las palabras de Pepi, a su marido no le gustan las gambas, y sin embargo comió a mandíbula batiente. La realidad, creo yo, es que como el bocadillo de gambas no sabía a nada, se las pudo comer a gusto. Hoy de postre no ha habido mi habitual ración de plátano, ya que me he zampado una regaliz gigante, que también es muy típico por lo que parece.

En vez de hacer siesta, y como no parece que hayan cafeterías normales para descansar un rato, hemos seguido haciendo turismo, por las iglesias y diferentes edificios reseñables de Bergen. Es curioso porque al menos las dos ciudades noruegas que he visto parecen estar diseñadas de forma idéntica. Eso se llama planificación urbanística. También hemos aprovechado para hacer un poco de turismo eurovisivo, y hemos visitado el Grieghallen, donde se celebró el festival de 1986. Hemos intentado entrar para hacer unas fotos, pero un guarda con cara de pocos amigos nos ha hecho desistir, así que tranquilamente hemos vuelto al hostal a descansar un rato, ya que esta noche hay actividades por esto de la fiesta nacional que queremos ir a ver.

A la vuelta al hostal hemos comprobado que nuestro amigo el siniestro sigue con nosotros una noche más. Asimismo hemos comprobado que sigue igual de raro que siempre, o más, y justo mientras escribo estas líneas está haciendo y deshaciendo, tirando cosas y armando ruido, todo eso para vestirse de siniestro con un sombrero de copa a juego e irse a una fiesta... Pensábamos que estaba recogiendo sus cosas para irse, pero todavia no.

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